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Hola

Adelante, siéntete en casa.

Este es un lugar para decir, compartir, expresar, pensar, discutir ...

Y también para equivocarse, dudar, volver y volver a empezar.

Aquí se cruzan palabras que vienen del aula, de los libros y de las preguntas que no siempre encuentran respuesta.

Si algo de todo esto te toca, te cuestiona o te acompaña, ya vale la pena haber abierto la puerta. 

¡Bienvenido!

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La Razón de Estar Aquí

Puentes Educativos nació sin pretensiones, más como una necesidad que como un proyecto estructurado. Una forma de poner en palabras lo que no siempre cabe en los programas, en los informes ni en las paredes del aula. Aquí se cruzan relatos, materiales, ideas, dudas, intuiciones y momentos que han surgido entre clases, lecturas, conversaciones con estudiantes y ese pensamiento lento que aparece cuando nadie lo espera. No hay una fórmula ni una pedagogía detrás. Hay escuela. Hay palabra. Hay tiempo puesto en preguntarse qué significa enseñar sin perder la raíz y cómo se puede seguir aprendiendo sin desconectarse del mundo. Este sitio está hecho para docentes, investigadores, estudiantes, lectores y curiosos. Para quienes creen - todavía - que educar también puede ser una forma de escribir. Y que escribir, cuando es honesto, también forma. Y si en medio de este cruce entre palabra y aula algo logra quedarse, aunque sea un instante, entonces esta propuesta ya no es solo mía. Es también de quien lee.

Mi historia

Vengo de un lugar donde el verde no se discute y el mar lo sabe todo. Me formé en Madrid, esa ciudad que educa a gritos, pero con estilo. Entre ambos puntos cardinales aprendí a querer lo que se va y a negociar con lo que llega.

Llegué al sur por esas jugadas del destino que no se consultan ni con el clima. No venía buscando nada, y sin embargo, lo encontré todo: una ausencia irreparable, una escuela ruidosa, jóvenes con los bolsillos llenos de dudas y una normal —la Normal— que, sin querer, me hizo casa.

Desde entonces, enseño con método y un poco de desorden. Escribo para recordar que las palabras también abrigan. Y sobrevivo —como toda mujer sensata— entre la añoranza de lo que fui y el asombro de seguir siendo.

Contacto

Me instalé en el presente. El futuro, con suerte, ya tomó nota.

914-123-456

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